Inma representa la vocación de una profesión en carne y hueso. Desde pequeña soñó con ser maestra. Jugaba a enseñar, a escribir en la pizarra, adoraba el olor del material escolar… pequeñas pinceladas de su infancia que nos dicen que su amor por la enseñanza viene de mucho tiempo atrás.
La vida le permitió convertir ese sueño en realidad y se siente la mujer más feliz del mundo por ello.
Sus libros de lectura favoritos son los infantiles, por eso su tienda favorita es siempre una librería. Le parece increíble que estando “dirigidos a los más pequeños”, siempre generen en ella reflexiones muy profundas con las que aprende grandes lecciones. Los utiliza en todas las etapas de educación primara, trasladando su entusiasmo a sus alumnos y sembrando en ellos la semilla del amor por la lectura.
Recuerdo el día que recibí un mensaje de Inma, me invitaba a visitar su colegio porque estaba llevando a cabo un proyecto de Lágrimas bajo la cama, me habló de una canción compuesta por Juan Rafael Muñoz, de toda una comunidad educativa implicada en el proyecto y de los recursos de los que disponía el colegio para llevarme… Supe al instante que nada impediría que viajara los 900kms que nos separaban. Mi libro llevaba apenas unos meses publicado y ella confió en él desde el principio… ¿Cómo decir que no?
Conocer a Inma fue algo extraordinario, conocerla de cerca, en persona, conocer su pasión por su profesión, su pequeño colegio y como todo un pueblo se implicaba en el día a día de la escuela. Me pareció maravilloso de principio a fin. La de cosas extraordinarias que se consiguen cuando padres, alumnos, profesores y dirección trabajan mano a mano. Todas esas semillas que se van plantando entre todos hacen que nuestro pequeño jardín crezca fuerte y sano, capaz de soportar una intensa lluvia o un granizo fuerte que viene con ganas de doblarlas. Semillas que entre todos hacemos crecer día a día.
Os invito a conocer a Inma a través de Entre Nubes y Cuentos.
¿Con qué personaje de cuentos te gustaría realizar un viaje?
Viajaría con Peter Pan. El tiempo es algo que obsesiona a los adultos y hacer un viaje con ojos de que no pasa el tiempo debe ser increíble. Además, no faltaría la aventura, las emociones y nunca estaría sola.
Somos de las que pensamos que los libros no tienen edad, ¿qué libro infantil le regalarías a un adulto
Hay muchos, pero nombraré algunos.
Lágrimas bajo la cama y Las llaves de los sueños de Ana Meilán, Vacío, de Ana Llenas, Cuéntame otro, por favor de Raquel Rodríguez García y Un fantasma con asma de Carmen Gil.
¿Y cuál tienes ahora mismo sobre tu mesilla de noche?
“Las hijas del capitán”, de María Dueñas.
El último libro infantil que adquirí fue “Vivan las uñas de colores”, de Luis Amavisca y Alicia Acosta.
Apenas acababa de nacer Entre Nubes y Cuentos, y tú ya tenías en marcha todo un proyecto en tu cole con Lágrimas bajo la cama. ¿Dónde se cruzó Simón en tu vida? ¿Dónde lo viste por primera vez?
Encontré a Simón accidentalmente en un blog, concretamente Rincón de una Maestra. Felicito a la autora de este blog, pues su trabajo me parece increíble. Su trabajo con “Lágrimas bajo la cama” causó mi curiosidad por aquel libro del que no había oído hablar.
Simón tiene ahora su propia canción, compuesta por Juan Rafael Muñoz (todo un profesor de música enamorado de la infancia y la literatura que esperamos tener algún día paseando entre nuestras nubes), ese honor te lo debemos a ti, ya que has sido la artífice de semejante maravilla. ¿Cómo se te ocurrió la idea?
Conozco el trabajo de Juan Rafael Muñoz desde hace muchos años.
Simón me cautivó desde el primer momento. De inmediato mi mente comenzó a soñar. Imaginé cómo sería una canción de Simón. Te escribí esa misma noche, Ana. Tu cercanía y sencillez me cautivaron.
En mi colegio conté mi sueño con tanta ilusión y entusiasmo que todos mis compañeros y compañeras me apoyaron y animaron. Nunca olvidaré la emoción que sentí cuando recibí respuesta. Me puse en contacto con Juan Rafael y confió firmemente en este libro. Sus canciones siempre están presentes en mi clase. Nunca fallan. Los niños de cualquier edad se entusiasman y contagian de una alegría especial con las canciones de Juan. Son felices. ¿Qué más se puede pedir?
Al llegar al colegio de Dehesas Viejas colgaban lágrimas por los pasillos, llenas de momentos y vivencias de tus alumnos, ¿Cómo fue esa experiencia de hablar sobre lágrimas con los peques?
Llevamos a cabo un proyecto sobre emociones, reconocimiento, expresión, gestión,… teniendo como eje central “Lágrimas bajo la cama”. Participaron todas las clases, desde los peques de 3 años hasta los mayores, de 14 años.Este eje traspasó los muros del colegio y las familias se vieron contagiadas con la idea de que las lágrimas expresan sentimientos y que es bueno pararse a pensar qué pasa para que esas lagrimillas surjan. Trabajamos además otros cuentos como “El monstruo de los colores”, “El pirata valiente”, “se vende mamá”, “El pez arcoíris”, “Croniñón”, cuyas canciones también han sido escritas por Juan Rafael Muñoz y queríamos ofrecerle ese obsequio.Creo que es una de las experiencias más intensas y gratificantes que he tenido en la escuela.En esta experiencia conté con la ayuda de una gran profesional y mejor persona, Marina Picazo. Cuando le conté este sueño quiso participar activamente y qué mejor que poner voz y música al piano de esta fantástica canción.
Absolutamente todos los alumnos y alumnas prepararon la visita de Ana Meilán con un entusiasmo increíble. Querían dar lo mejor de ellos.
Descubrimos que llorar no es malo. Cambiamos aquello de “no llores” por frases como: ¿de qué son tus lágrimas, de alegría, de dolor, de tristeza,…?
Para mí fue uno de los momentos más hermosos de mi vida y que viaja en mi pañuelo como recuerdo de aquella mañana en el colegio de Dehesas Viejas, Simón nos enseña que hay lágrimas de pena y lágrimas de felicidad. ¿Compartirías alguna de ellas con nosotros?
¡¡Claro que sí!!Mis lágrimas volaron libremente. Las que destaco son las que aparecieron cuando escuchaste por primera vez la canción y te emocionaste tan sinceramente. Ver tu reacción causó en mí lágrimas de emoción y alegría.
El día que nos visitaste fue tan emotivo, que lloramos todos: padres, madres, maestros, maestras, alumnos y alumnas. Significó un momento de unión sincera de toda la comunidad educativa.
Hubo muchas lágrimas, pero todas eran de alegría, emoción, ternura y orgullo.
¿Crees que nuestros hijos tienen libertad para llorar o se les tacha de llorones y bebés cada vez que lo hacen?
Los adultos solemos repetir aquello de “no llores”, “no es para tanto”, “te van a ver llorar y se reirán”… y tantas expresiones así….Tengo que decir que he desterrado esas expresiones de mi vocabulario e intento que a mi alrededor no se digan.Tras leer “Lágrimas bajo la cama” algo cambió en mí. Le conté a mi padre esta historia y le hice ver que no tenía que sentirse avergonzado, que me encanta verlo emocionado, que me encanta que lo exprese así. He notado que al menos conmigo está más tranquilo cuando sus lágrimas aparecen. Sólo por esto ya ha merecido la pena. Mi padre siempre llora cuando se emociona. Siempre desde que lo recuerdo. Es un hombre y noto que esto le avergüenza. Todas estas frases hacen que estemos acostumbrados a reprimir lágrimas y, por consiguiente, nuestras emociones, pues hay personas que las expresan llorando.
A través de proyectos como el tuyo se les da una mayor visibilidad a muchos libros, ¿qué crees que les aporta a los niños trabajar apoyados en cuentos y no solo en libros didácticos?
Nos emocionamos con historias tristes, alegres, ejemplares. Reflexionamos y desarrollamos la empatía. Nos cuestionamos cómo actuaríamos nosotros en esas situaciones. Nos compadecemos de los personajes, nos ilusionamos, nos contagiamos de alegría, tristeza… tantas cosas…¿Cuánto dedican los libros didácticos a estos aspectos? A veces nada, otras poco, pero siempre es insuficiente. La pena es que llevamos un ritmo tan alocado y estresante que los propios alumnos, a veces, dicen: No hemos hecho nada, solo leer un libro y hablar. Tras la lectura de un libro suele haber un debate interesantísimo en el que los peques sacan sus verdaderas inquietudes y a veces son alucinantes. Cuando oigo esto siempre les digo: ¿nada? ¿Te parece poco? Muchas personas pueden pensar que leer un buen libro es “perder tiempo” de alguna asignatura. ¿De verdad perdemos tiempo?
No concibo mi clase sin una colección de libros.
Los libros aportan emoción. Sin emoción no hay aprendizaje.
Ya sabemos que no hay profesora que no lleve un buen maletín a clase, o un gran bolso al estilo Mary Poppins ¿qué es lo no falta nunca en el tuyo?
Va muy cargado, física y emocionalmente.También va cargado de besos, abrazos, sonrisas, cariño y mucha ilusión.¿Será por eso que pesa tanto? Lo que no falta es un cuento, el estuche con mil cosas, caramelos para endulzar los momentos más amargos, bálsamo para las dolorosas heridas o picaduras, dados, agenda y lo que vaya encontrando.