La rutina del cuento era fantástica en casa de los Pérez, Odón había conseguido que fuera uno de los mejores momentos del día.
Cada noche después de acostarlos guardaba en su maleta blanca una nueva historia y una sonrisa salía de su hocico cuando recordaba las caras de sus hijos cada vez que la abría.
Reposaba siempre en la sala, lugar de encuentro familiar, junto a una estantería que él mismo había montado muchos años atrás. Nunca imaginó que aquel primer juego de esconder el libro dentro de la maleta fuera a terminar siendo una rutina que acompañaba a la familia después de cada cena.
Qué curioso que esa misma maleta repose en mi casa y me acompañe a cada sesión de cuentos, maleta que trato de colar en mis libros para hacerlos de nuevo un poquito más míos.
#LosSecretosDeLosPérez #Odón